Cualquiera que conozca un poco del autismo, sabe que las relaciones con iguales son muy complejas. Normalmente los niños pequeños con autismo empiezan a comunicar con sus padres o con los terapéutas que trabajan, suelen ignorar a los niños de su alrededor, centrando las demandas en los adultos. Quizá los niños pequeños sean menos previsibles, quizá sean más inquietos, quizá no les proporcionen lo que necesitan, puede haber muchas causas que influyan en que esta relación les resulte tan compleja. Sin embargo los niños con autismo evolucionan lo mismo que cualquier otro niño con o sin diversidad, cada uno a su ritmo pero la evolución existe. En el caso de Miguel, le costó muchísimo relacionarse con otros niños, para él no eran relevantes, o los utilizaba como mediadores para conseguir algo o directamente los ignoraba. La única excepción era su hermano Roberto como ya he comentado. Durante el ciclo de infantil, pasó 4 cursos con los mismos niños, ya que empezaron con 2 años, sin embargo no se aprendió ningún nombre y sus relaciones eran más instrumentales que personales, a pesar de que estos niños siempre aceptaron a Miguel, le ayudaban y se relacionaban con él. Sus relaciones se basaban en cogerles algún juego que él quería, aunque si le mostraban oposición se retiraba rapidamente, le gustaba jugar a correr en el patio, le tocaba en el brazo a cualquier niño y echaba a correr para que lo persiguieran, cuando quería ir al aseo cogía a un niño de la mano para que lo acompañara, ... Tampoco se relacionaba con sus primos, no conocía el nombre de ninguno de ellos a pesar de que lo repetimos un montón de veces. Sus relaciones también eran instrumentales y si Roberto estaba con Miguel y sus primos entraban en el juego, Miguel se retiraba, no los rechazaba, simplemente los ignoraba.
lunes, 14 de julio de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario